Plan de abonado
Cada agricultor deberá tener un plan de abonado o fertilización y un cuaderno de explotación de su finca, una medida incluida en el Real Decreto sobre nutrición sostenible en los suelos agrarios que acaba de ser aprobado y que entrará en vigor el 1 de enero de 2024.

En el Cuaderno de Explotación será necesario reflejar la fertilización que hagamos en nuestra explotación agrícola. Y además se deberán precisar no solo el N P K sino también otros macronutrientes como Calcio, Magnesio o Azufre entre otros, también micronutrientes (Boro, Cobalto, Cobre…) y metales pesados (Cadmio, Níquel, Zinc…).
En el diseño de un plan de abonado es fundamental que se optimice la aportación de nutrientes y se corrijan las deficiencias y los excesos de algunos elementos, que de forma natural ya se encuentren en el medio de cultivo, sea un sustrato o terreno natural.

Todo orientado para conseguir una máxima rentabilidad en nuestras explotaciones agrícolas.
Para ello partiremos de varios conceptos fundamentales: La disponibilidad y propiedades físico-químicas del terreno y del agua de riego, el estado nutritivo de la plantación, su estado fenológico y exigencias agronómicas esperadas.
La finalidad es prever un marco de acción que permita mantener o aumentar la productividad de los suelos agrarios, a la vez que se disminuye el impacto ambiental de la aplicación en dichos suelos de productos fertilizantes y otras fuentes de nutrientes o materia orgánica.

En particular, se pretende conseguir de forma especial, aunque no exclusivamente, los siguientes objetivos:
- La gestión sostenible de la nutrición de los cultivos.
- El mantenimiento o incremento, en su caso, de la materia orgánica de los suelos agrarios.
- La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y lucha contra el cambio climático.
- La reducción de emisiones de otros gases contaminantes, en especial el amoniaco.
- Evitar la contaminación de las aguas, tanto superficiales como subterráneas.
- Preservar y mejorar las propiedades biológicas de los suelos agrarios, potenciando su manejo como “suelos vivos”.
- Evitar la acumulación de metales pesados y otros contaminantes en los suelos agrarios.
Preservar la biodiversidad ligada a los suelos agrarios.
